Leyes del éxito
El cerebro, la mente siempre tiende a estar en confort, en su zona cómoda donde se asegura que no va a haber fracasos, pero tampoco éxitos… pues “más vale pájaro en mano que ciento volando”. Para tu cerebro es más fácil quejarse de tu trabajo todos los días, que trazar un plan de acción para hacer las entrevistas que pueden acabar en ese trabajo que te encantaría. Siempre va a encontrar justificaciones: “Es que soy demasiado mayor.” “Es que soy demasiado joven.” “Es que con lo mal que está el trabajo.” “Si no tuviera hijos o hipoteca…”
Sin embargo si quieres triunfar nadie va a aparecer en la puerta de tu casa, trayéndote tus sueños.
Salir de confort es lo que ha llevado a toda la gente que ha triunfado al éxito y a los grandes éxitos de la humanidad. A la corta es más sencillo quedarse en la zona cómoda, pero a la larga, es quedarse dónde siempre, sin aprender, sin superarse, es cavar tu propia tumba.
No existen fracasos sólo resultados.
Tampoco hace falta que vayas a hacer las Américas en el siglo XVI atravesando un mar eterno en busca del dorado. Me refiero a que le ofrezcas un buen plan a la chica o chico que te gusta, que pienses en ese trabajo que te encantaría y eches 30 CV en los siguientes meses o que le dediques una hora al día o cada dos días a ese proyecto de tus sueños. ¿Qué puede pasar? ¿Que la chica o el chico te diga que no? ¿Qué cojan a otro en vez de a ti en ese trabajo? ¿Qué tu proyecto no funcione cómo esperabas? Pero como dijo William Wallace en la película Brave Heart, cuando seáis viejos y estéis en los últimos días de esa vida cómoda de quejas y cosas sencillas y ya no tengáis otra opción, ¿No darías cualquier cosa por volver a tener una oportunidad para volver a intentarlo? ¿Por tener aunque sea un día más para luchar por lo que siempre has querido? En el peor de los casos vas a tener más experiencia para hacerlo mejor a la próxima, vas a aprender y vas a interiorizar creencias que te van a hacer más fuerte y más sabio/a. La felicidad no está tanto en lo que obtienes como en vivir intensamente la aventura que te lleva a ello.
Tenemos que eliminar de nuestra cultura de perdedores el hecho de asignar dolor a no tener los resultados esperados y asignarle emociones de éxito y de superación.
Lucha por tus sueños, lucha con inteligencia e interioriza que lo peor que puedes hacer es NO fracasar, pues significa que no lo has intentado.